La nueva Ordenanza de Movilidad en Madrid tiene en cuenta a la bicicleta pero, básicamente, para intentar arrinconarla. Nuestros dirigentes municipales siguen anclados en el pasado: no pueden evitar ver a la bicicleta como un problema que solucionar en lugar de como una oportunidad para mejorar las condiciones de movilidad de nuestra ciudad. Para el Ayuntamiento, regular el tráfico de bicicletas significa restringirlo; "tráfico" sigue significando "coches" y es a los coches a quienes se protege y ampara.